La pérdida de cabello, conocida médicamente como alopecia, es un trastorno que afecta tanto a hombres como a mujeres y se caracteriza por la reducción o ausencia del cabello en el cuero cabelludo. Aunque es normal perder entre 50 y 100 cabellos diariamente como parte del ciclo natural de crecimiento capilar, cuando esta cifra se supera de manera continuada, hablamos de una pérdida patológica que requiere atención.
La alopecia androgenética es la forma más común, representando el 95% de los casos en hombres y siendo la principal causa en mujeres. Se debe a factores genéticos y hormonales. La alopecia areata se presenta como parches circulares sin cabello y tiene origen autoinmune. Por último, la alopecia difusa causa un adelgazamiento generalizado del cabello.
Entre los factores que influyen en la pérdida capilar encontramos predisposición genética, cambios hormonales, estrés, deficiencias nutricionales, ciertos medicamentos y enfermedades del cuero cabelludo. Es recomendable consultar a un dermatólogo cuando se observe una pérdida excesiva de cabello durante más de tres meses, aparición de calvas o adelgazamiento notable del pelo.
La herencia genética es el factor más determinante en la pérdida de cabello. Los genes heredados de ambos progenitores influyen en la sensibilidad de los folículos pilosos a la dihidrotestosterona (DHT), una hormona derivada de la testosterona que causa la miniaturización progresiva del folículo hasta su atrofia completa.
El estrés físico o emocional puede acelerar la caída del cabello al alterar el ciclo de crecimiento capilar. Las deficiencias nutricionales, especialmente de hierro, zinc, biotina y proteínas, comprometen la salud del cabello.
Identificar la causa específica es fundamental para elegir el tratamiento más adecuado y efectivo.
El minoxidil es uno de los tratamientos más efectivos y ampliamente utilizados para combatir la alopecia androgenética. En las farmacias españolas se encuentra disponible en diferentes concentraciones: 2% para mujeres y 5% para hombres, aunque también existe una presentación al 5% específicamente formulada para uso femenino. Se presenta en formato de loción, espuma y solución tópica, aplicándose directamente sobre el cuero cabelludo dos veces al día.
La finasterida, comercializada bajo marcas como Propecia, está indicada exclusivamente para hombres con alopecia androgenética. Este medicamento oral de 1mg requiere prescripción médica y actúa bloqueando la enzima 5-alfa-reductasa. La dutasterida, aunque su uso para la caída del cabello es off-label, también muestra resultados prometedores bajo supervisión dermatológica.
Las farmacias españolas ofrecen una amplia gama de tratamientos complementarios:
Marcas reconocidas como Pilexil, Crescina, Rene Furterer, Ducray y Vichy están disponibles en la red farmacéutica nacional, ofreciendo soluciones adaptadas a diferentes tipos de alopecia y necesidades específicas del paciente.
La biotina (vitamina B7) es fundamental para la síntesis de queratina, proteína estructural del cabello. Los suplementos con dosis de 2.5 a 10mg diarios han demostrado mejorar la fortaleza y el crecimiento capilar. Las vitaminas B6 y B12 complementan esta acción favoreciendo la oxigenación del folículo piloso y el metabolismo celular.
El déficit de hierro es una de las causas nutricionales más frecuentes de alopecia, especialmente en mujeres. Los suplementos de hierro quelado mejoran la absorción y reducen los efectos secundarios digestivos. El zinc participa en la síntesis proteica del cabello, mientras que el selenio actúa como antioxidante protegiendo el folículo del estrés oxidativo.
Los aminoácidos como la cistina, metionina y taurina son componentes estructurales del cabello. El colágeno hidrolizado aporta los péptidos necesarios para fortalecer la fibra capilar desde el interior. Estos suplementos son especialmente beneficiosos en casos de:
Los productos combinados específicos para cabello integran estos nutrientes en fórmulas sinérgicas, optimizando su biodisponibilidad y efectividad terapéutica.
Establecer una rutina diaria de cuidado capilar es fundamental para mantener la salud del cabello y prevenir la pérdida excesiva. El lavado debe realizarse con frecuencia moderada, utilizando agua tibia y masajeando suavemente el cuero cabelludo. Evite frotar vigorosamente y siempre desenrede el cabello húmedo con un peine de púas anchas, comenzando desde las puntas hacia las raíces.
Seleccione champús suaves sin sulfatos agresivos, preferiblemente formulados para cabello frágil o con tendencia a la caída. Los acondicionadores nutritivos y las mascarillas capilares con ingredientes como biotina, queratina o aceites naturales pueden fortalecer la fibra capilar. Evite productos con alcohol o químicos abrasivos que puedan debilitar el cabello.
El masaje diario del cuero cabelludo durante 5-10 minutos estimula la circulación sanguínea y favorece el crecimiento. Una alimentación rica en proteínas, vitaminas del complejo B, hierro, zinc y ácidos grasos omega-3 proporciona los nutrientes esenciales para un cabello saludable:
Es crucial buscar ayuda profesional cuando la pérdida de cabello se acompaña de síntomas como picazón intensa, enrojecimiento, descamación del cuero cabelludo o aparición de calvas repentinas. También debe consultarse si la caída supera los 100-150 cabellos diarios de forma prolongada o si se observan cambios en la textura y grosor del cabello.
El farmacéutico puede orientar sobre productos de venta libre y cuidados básicos, mientras que el dermatólogo diagnostica y trata patologías del cuero cabelludo. El tricólogo se especializa específicamente en trastornos capilares. Un diagnóstico temprano permite identificar la causa exacta y aplicar el tratamiento más efectivo.
Los tratamientos contra la pérdida de cabello requieren constancia y paciencia, ya que los resultados suelen ser visibles después de 3-6 meses. Es importante mantener un seguimiento regular con el especialista para evaluar la evolución y ajustar el tratamiento según sea necesario, manteniendo expectativas realistas sobre los resultados posibles.