El reflujo gastroesofágico es una afección donde el contenido ácido del estómago regresa hacia el esófago, causando irritación en su revestimiento. Esta condición afecta a millones de españoles y puede manifestarse de forma ocasional o crónica. Los síntomas más frecuentes incluyen:
En las farmacias españolas encontrarás diferentes opciones terapéuticas. Los inhibidores de la bomba de protones como Omeprazol, Esomeprazol y Pantoprazol son los más efectivos para casos persistentes. Para alivio inmediato, los antiácidos como Almax, Gaviscon y Mylanta neutralizan el ácido estomacal. Los antagonistas H2 como Famotidina ofrecen una alternativa intermedia en potencia y duración.
Para episodios ocasionales y leves, los antiácidos proporcionan alivio rápido y temporal. Los casos moderados se benefician de antagonistas H2 durante 2-4 semanas. Para reflujo grave o crónico, los inhibidores de la bomba de protones requieren tratamiento de 4-8 semanas bajo supervisión médica.
La diarrea se clasifica según su duración y origen. La diarrea aguda, que dura menos de 14 días, suele tener causas infecciosas como virus, bacterias o parásitos. La diarrea crónica persiste más de cuatro semanas y puede indicar trastornos intestinales más complejos como síndrome del intestino irritable o enfermedad inflamatoria intestinal.
El arsenal terapéutico disponible en farmacias españolas incluye diferentes enfoques:
Es fundamental consultar al médico si aparecen signos como sangre en heces, fiebre alta, deshidratación severa o dolor abdominal intenso. La combinación de rehidratación, probióticos y antidiarreicos suele ser efectiva para casos leves, mientras que los trastornos persistentes requieren evaluación profesional para identificar la causa subyacente y establecer un tratamiento específico.
Es fundamental reconocer cuándo los síntomas gastrointestinales requieren atención médica inmediata. No todos los trastornos digestivos pueden tratarse con medicamentos de venta libre, y algunos síntomas pueden indicar condiciones más graves que necesitan evaluación profesional.
La deshidratación es una complicación seria que puede desarrollarse rápidamente durante episodios de diarrea o vómitos intensos. Busque atención médica si presenta sequedad de boca, disminución de la orina, mareos, fatiga extrema o confusión.
La aparición de sangre en las heces o vómito, junto con fiebre alta (superior a 38.5°C), puede indicar infecciones bacterianas graves o condiciones inflamatorias que requieren tratamiento médico específico y no deben tratarse únicamente con medicamentos de farmacia.
Los síntomas que persisten más de 48-72 horas sin mejoría, o que empeoran progresivamente, necesitan evaluación médica para descartar causas subyacentes y evitar complicaciones.
El estreñimiento se define como la dificultad para evacuar o la reducción en la frecuencia de las deposiciones, generalmente menos de tres veces por semana. En España, afecta aproximadamente al 20% de la población, siendo más común en mujeres y personas mayores.
Los principales factores de riesgo incluyen una dieta pobre en fibra, consumo insuficiente de líquidos, sedentarismo y el uso de ciertos medicamentos como analgésicos opioides, antidepresivos y suplementos de hierro. También pueden influir cambios hormonales, estrés y condiciones médicas específicas.
En las farmacias españolas se encuentran disponibles diferentes tipos de laxantes, cada uno con mecanismos de acción específicos:
Los laxantes osmóticos son ideales para uso prolongado y en personas mayores, mientras que los estimulantes deben reservarse para situaciones agudas y uso ocasional debido al riesgo de dependencia. Los suplementos de fibra son la primera opción para estreñimiento crónico, pero requieren aumento gradual de la dosis y abundante ingesta de agua.
Es crucial evitar el uso prolongado de laxantes estimulantes y consultar al farmacéutico sobre posibles interacciones con otros medicamentos. Los cambios dietéticos, incluyendo mayor consumo de fibra, frutas, verduras y agua, junto con ejercicio regular, constituyen la base fundamental del tratamiento del estreñimiento.
Las náuseas y vómitos representan síntomas comunes que pueden originarse por diversas causas. Entre las más frecuentes encontramos la gastroenteritis aguda, el mareo por movimiento y las náuseas del embarazo durante el primer trimestre. También pueden aparecer como efectos secundarios de ciertos medicamentos, especialmente antibióticos, analgésicos opioides y tratamientos de quimioterapia. Los trastornos digestivos como la gastritis, úlceras pépticas o el reflujo gastroesofágico constituyen otra causa importante de estos síntomas molestos.
Para el control de las náuseas y vómitos, disponemos de varios medicamentos efectivos en nuestras farmacias españolas. La domperidona, comercializada como Motilium o Cidine, actúa bloqueando los receptores de dopamina y es especialmente útil en trastornos digestivos. La metoclopramida (Primperan) ofrece una acción dual antiemética y procinética. Para casos específicos como las náuseas postoperatorias o inducidas por quimioterapia, el ondansetrón proporciona un control superior gracias a su mecanismo de acción sobre los receptores de serotonina.
La dosificación de estos medicamentos debe ajustarse según la edad y peso del paciente. En adultos, la domperidona se administra habitualmente 10mg tres veces al día, mientras que la metoclopramida requiere dosis menores de 5-10mg. En situaciones especiales como el embarazo, se prefiere la domperidona por su mejor perfil de seguridad. Para niños, es fundamental calcular las dosis según el peso corporal y consultar siempre con el farmacéutico para garantizar un uso seguro y efectivo.
El dolor abdominal puede manifestarse de diferentes formas según su origen. Los cólicos intestinales se caracterizan por dolores tipo calambre que aparecen y desaparecen de forma intermitente. El dolor por acumulación de gases produce una sensación de hinchazón y distensión abdominal, especialmente después de las comidas. El síndrome del intestino irritable genera dolor abdominal recurrente acompañado de cambios en el hábito intestinal, alternando entre estreñimiento y diarrea, afectando significativamente la calidad de vida del paciente.
Los medicamentos espasmolíticos constituyen el tratamiento de elección para el dolor abdominal de origen digestivo. La butilescopolamina (Buscapina) actúa relajando la musculatura lisa intestinal y es especialmente efectiva en cólicos agudos. La mebeverina (Duspatalin) ofrece una acción selectiva sobre el intestino, siendo ideal para el tratamiento del síndrome del intestino irritable. La trimebutina, disponible como Debridat o Afenoxin, regula la motilidad intestinal tanto en casos de hipermovilidad como de enlentecimiento del tránsito.
La elección del medicamento depende del tipo y intensidad del dolor. Para cólicos agudos, la butilescopolamina proporciona alivio rápido. En trastornos crónicos como el intestino irritable, la mebeverina ofrece mejor control a largo plazo. Estos tratamientos pueden combinarse con medidas dietéticas, probióticos y técnicas de relajación para optimizar los resultados. Es importante seguir las indicaciones del farmacéutico y consultar al médico si los síntomas persisten o empeoran.
Los problemas hepáticos y biliares afectan a una parte considerable de la población española. El hígado graso no alcohólico representa uno de los trastornos más frecuentes, relacionado con el estilo de vida sedentario y la alimentación rica en grasas. Los cálculos biliares causan dolor intenso y pueden requerir tratamiento farmacológico específico. Las hepatitis, ya sean de origen viral, tóxico o autoinmune, necesitan seguimiento médico estrecho y pueden beneficiarse de tratamientos hepatoprotectores complementarios.
Para proteger y regenerar la función hepática, disponemos de varios medicamentos efectivos:
La prevención constituye la mejor estrategia para mantener la salud hepática. Una dieta equilibrada, baja en grasas saturadas y rica en antioxidantes, junto con la limitación del consumo de alcohol, son fundamentales. El control del peso corporal y la práctica regular de ejercicio ayudan a prevenir el hígado graso. Es crucial consultar al especialista ante síntomas como ictericia, dolor en hipocondrio derecho persistente, fatiga extrema o alteraciones en las pruebas hepáticas, ya que pueden indicar problemas que requieren evaluación médica especializada.